En memoria de Salma Salomón Rodriguez
A Salma Salomón la llevo en el corazón, fue mi compañera en la Secundaria Federal No1, ella siempre fue alta y yo bajito. Los de tercer grado no tenían misericordia con los que llegaban a primero y menos si eran de “pueblo”.
Salma y yo compartíamos el mismo salón y nunca nos dejamos amedrentar por nadie y cuando algún compañero intentaba humillarnos o lastimarnos… ella simplemente se ponía al frente e imponía su estatura.
¿Porqué lo hacía? La respuesta era simple yo medía 1 metro 30 centímetros. Los de tercero me llamaban “tachuela”. Todos me atropellaban y ella me defendía.
El origen libanés de su familia le regaló ser alta, una cualidad que le sirvió de mucho en la escuela… justo cuando más se necesitaba.
Viajamos tres largos cursos escolares en los camiones de Noreste, muchos de los conductores no querían llevarnos porque éramos muchos estudiantes y solo pagábamos la mitad del pasaje con los famosos “cartapases”.
Algunos choferes nos trataban mal y para otros era divertido. Hace 40 años, el viaje de Conkal a Mérida tardaba una hora y el escándalo que provocaban mas de 30 estudiantes molestaba a cualquiera.
Salma, siempre estuvo viendo que me suba al autobús y checando que me baje. Ella, era la hermana que cuidaba al hermanito. Cuando salíamos de noche, era mas estricta, caminábamos rápido de la Federal No1 al parque de Itzimná, ahí paraba el camión para regresar a Conkal.
Nos tocaron muchas tardes-noches de lluvia, llegábamos empapados a casa. No había opción o corrías bajo el agua para alcanzar el autobús o te quedabas en Mérida.
Compartimos un pedazo de la vida, de la mágica niñez – adolescencia, Salma siempre fue buena chica, todo corazón, estricta con sus compañeros y selectiva para tener amigos, pero trataba bien a todos.
Terminó la secundaria y cada uno escogió su camino, lo único que nunca cambio fue la relación de amistad.
Crecimos, conocimos chicos y chicas, compartimos amigos y recuerdos. Lloramos, reímos, sufrimos, todo fue bonito.
Pasaron los años, las décadas y muy pocas veces nos reencontramos, pero ahí en el aire se quedaron los lazos de amistad. Un día descubrí, navegando en mis recuerdos y pensamientos, lo que Salma hizo por mi y me di cuenta de que fueron acciones invaluables.
Nunca tuve o nunca busqué la oportunidad de decirle a Salma … GRACIAS por todo. Solo a su mami Doña Nancy le conté toda esta historia y se rió mucho. Nunca supe si se lo conversó a su hija.
Hace pocas semanas, en el Cementerio General de Conkal, llevaron las cenizas de su hermano Mahmud Fausi Salomón para que reposaran en la cripta familiar, falleció unos días antes.
Ahí la encontré estaba a lado de su esposo, casi no se podía sostener llevaba un aparato ortopédico en la rodilla. Me acerque con cariño y la abrace, le di el pésame y mi número de teléfono, conversamos un rato.
Luego la abrace de nuevo y nos despedimos… no sabía que era la despedida eterna.
Salma falleció hoy, el creador la reclamó y ya esta con él.
Mi pésame a su esposo José Aurelio Vargas Tejada, a sus hijos Ahmed Antonio y José Alfredo y a sus hermanos Soraya, Xama, Jadixi y Yussif.
Con cariño Jorge Aguilar
Conkal, Yucatán a 7 de Diciembre del 2020
