Los 43 «murieron incinerados en el basurero de Cocula», asegura «El Pajarraco»
CIUDAD DE MÉXICO a 14 de Septiembre (Proceso).- – “Ya no los busquen porque todos murieron al ser incinerados en el basurero de Cocula”, declaró Juan Miguel Pantoja Miranda, ‘El Pajarraco’, presunto involucrado en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
De acuerdo con documentos en poder del diario Milenio, desde su detención, en 2018, Pantoja Miranda ofreció detalles de lo ocurrido la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
‘El Pajarraco’ fue buscado por la entonces Procuraduría General de la República (PGR) durante casi cuatro años; fue detenido en 2018, pero un juez ordenó su liberación.
En una entrevista por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Pantoja Miranda dio detalles de lo sucedido a los estudiantes de la normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa. El testimonio no tuvo valor judicial.
Los documentos verificados por Milenio precisan que dos días después de su detención, ‘El Pajarraco’ dijo que deseaba declarar todo lo que sabía para descargar su conciencia.
“Ya no los busquen porque todos murieron al ser incinerados en el basurero de Cocula”, recalcó Juan Miguel Pantoja Miranda a los entrevistadores de la CNDH, el 30 de agosto de 2018, mientras se encontraba internado en el penal federal 14 de Gómez Palacio, Durango.
Según el acta circunstanciada de la CNDH, en poder del diario, ‘El Pajarraco’ contó que su trabajo en Guerreros Unidos era cuidar del pueblo, avisando por teléfono a dos de sus integrantes cuando entraba gente extraña o autoridades.
El 26 de septiembre de 2014, aproximadamente a las 22 horas, estaba en su domicilio preparándose para ir a la fiesta de celebración del Grito de Independencia y le llamó uno de los miembros de Guerreros Unidos, quien le dijo: “vente porque están atacando la cuna”.
Tomó su motocicleta y aproximadamente a las 22:10 llegó a Cocula, al domicilio en el que lo citaron, donde ya estaban seis miembros de Guerreros Unidos, con quienes se subió a una camioneta Nissan Estaquitas blanca, propiedad de uno de ellos, y se dirigieron a Iguala, pero no llegaron hasta allá, pues a la mitad del pueblo de Metlapa, aproximadamente a las 22:50, se encontraron con la camioneta blanca de tres y media toneladas con redila en la que llevaban a los estudiantes, misma que iba escoltada por dos camionetas de la policía.
En la narración de los hechos, de acuerdo con el informe que tiene Milenio, Pantoja Miranda recordó que a su grupo le pidieron apoyo para vigilar que los estudiantes no se fueran a levantar y escapar.
Sostuvo que todos iban amontonados uno sobre otro y “gritaban muy feo” que se estaban ahogando y que eran estudiantes; escuchó unos ocho disparos en ese trayecto rumbo al basurero de Cocula y aseguró que vio a dos de los miembros de Guerreros Unidos accionar sus armas contra los normalistas.
Mientras avanzaban, añadió, uno de los miembros de Guerreros Unidos marcó con pintura negra en aerosol a uno de los estudiantes con una X en la espalda y dijo: “a éste lo conocemos y lo quiere el jefe”.
Llegaron al basurero de Cocula aproximadamente a la una de la madrugada del 27 de septiembre y ahí ya estaba la Nissan Estaquitas blanca.
Esperaron, hasta que a la 1:10 o 1:15 otro miembro de Guerreros Unidos “llegó con su gente”, aproximadamente 15 personas con armas largas, quienes “se hicieron cargo de los estudiantes”.
En ese lugar, aseguró, mataron e incineraron a los estudiantes.
Según el relato de ‘El Pajarraco’, el fuego intenso duró de las 3:00 a las 10 horas y con menor intensidad hasta las 15 horas. Y aclaró que, como la noche del 27 de septiembre llovió con intensidad, regresaron al basurero de Cocula hasta el 28. Volvió con otros cinco miembros de Guerreros Unidos para recolectar las cenizas y encontraron puro lodo, lo recogieron con palas, lo depositaron en ocho bolsas negras de plástico, que pesaban aproximadamente 50 kilos cada una, y entre dos las sacaron cargando del fondo del basurero y las subieron a la camioneta Nissan Estaquitas.
De ahí se dirigieron a la colonia Vicente y luego al puente del río San Juan, donde estacionaron de reversa la camioneta y lanzaron las ocho bolsas al río, pensando que serían arrastradas por la corriente. ‘El Pajarraco’ aseguró a la CNDH que estaba dispuesto a declarar ante las autoridades, incluso planteó que esperaba “que se le juzgue como partícipe o cómplice, pero no como autor material o intelectual”.
Asimismo, manifestó que solicitaría a la autoridad ante la que rindiera su declaración, que le garantizara la seguridad y la integridad física de su hija, de su madre y sus hermanos, porque sabía que una vez que hablara, la integridad física y la vida de sus familiares corría peligro.
Pantoja Mirando decidió declarar porque, sostuvo, desde que participó en este evento no podía dormir bien, tenía pesadillas y no podía vivir tranquilo.
El 12 de septiembre de 2018, dos semanas después de su captura, un juez otorgó la libertad a Juan Miguel por falta de elementos. Determinó que su detención fue ilegal y de manera prolongada, además de que supuestamente se acreditaron actos de coerción, como tortura o maltrato.