MENSAJE DEL ARZOBISPO SOBRE EL REINICIO PASTORAL Y LA REAPERTURA DEL CULTO PÚBLICO EN TIEMPOS DE LA PANDEMIA DEL COVID-19
“Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5)”. EG 288.
A todo el querido Pueblo de Dios que peregrina en Yucatán: PAX!
Muy queridos hermanos en Cristo Jesús, todos los que amamos al Señor y hemos puesto nuestra confianza en él, estamos muy entusiasmados con la noticia de la reapertura al público de nuestros templos, que son los espacios que cotidianamente han sido lugares de fe, oración, encuentro y servicio. Todos, en medio de tantas noticias con sabor amargo, recibimos agradecidos esta noticia que nos llena de alegría y confianza en que el Señor no abandona a su rebaño.
He escogido esta cita de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco (2013), que apunta a un fragmento del Apocalipsis de san Juan, porque vislumbro un nuevo amanecer para nuestra Iglesia, así como para toda la Iglesia en general. Sólo la fe y la esperanza puestas en el Señor Resucitado nos permiten pensar y ver la claridad que trae la nueva realidad que se aproxima.
El 15 de septiembre de 2020 será una fecha que se nos quedará grabada en la mente y en el corazón, ya que después de permanecer poco más de seis meses privándonos de vernos, de convivir, conversar, compartir, en medio de tristezas, angustias y temores, así como de ver partir a los amigos o familiares a la Casa del Padre, de nuevo tendremos la oportunidad de reunirnos entorno a Jesús Eucaristía.
Estoy seguro de que todos anhelamos, llenos de esperanza comprometida y solidaria, este retorno;que implica tanto individual como comunitariamente, una mayor responsabilidad, así como el cuidado y la observancia de los protocolos, junto con mucha fe ante lo que nos falta por recorrer.
La nueva realidad que nos espera necesita de nuevas respuestas: Una fe más madura y consciente, la asunción permanente del valor de cuidarnos unos a otros, la percepción adecuada de la persona y su necesidad de relaciones interpersonales, los protocolos en la celebración de los sacramentos, y en general, en el modo de vivir nuestra religiosidad. ¡El Señor Resucitado nos llama a resucitar con él!
Este reinicio de actividades públicas presenciales, nos exige observar muy seriamente algunas acciones de organización y administración parroquiales, así como nuestro empeño en seguir realizando las disposiciones del Gobierno del Estado, que ha considerado a la Iglesia como promotora de acciones conjuntas en favor de la salud de todos.
Agradezco a nuestro Padre Celestial el ejemplo de fe, paciencia y entereza que han demostrado durante este tiempo, dejándose acompañar por sus pastores, fortaleciéndose y animándose mutuamente; por eso ahora les pido encarecidamente guardar la actitud de respeto que ha prevalecido hasta hoy, así como observar atentamente las disposiciones que nos comuniquen nuestras autoridades y seguir colaborando con sus sacerdotes, a quienes siempre han tenido presentes y quienes únicamente desean servirles en nombre del Señor.
Quiero informales que los eventos programados para los meses siguientes, en comunión con los sacerdotes encargados de sus comunidades, se efectuarán de la siguiente manera: 1. Las celebraciones de Primeras Comuniones serán en las fechas oportunas y en pequeños grupos, exhortando a las familias a la austeridad y a la abstención de fiestas que pongan en riesgo a niños o personas vulnerables.2. Las Confirmaciones durante este semestre al menos, serán celebradas en la primera tanda por un servidor o por mi Obispo Auxiliar, pero las siguientes tandas la realizarán los mismos párrocos de cada comunidad, con nuestra delegación.
Por otro lado, continúa vigente la dispensa de participar en la Celebración Dominical para las personas de la tercera edad, enfermos y personas vulnerables en general, así como del sacramento de la Confesión frecuente para estas personas.
Se puede solicitar y programar la visita o atención de los sacerdotes, para las personas que requieran de algún apoyo espiritual, así como los sacramentos de la Unción de los Enfermos y/o la Reconciliación.
Las celebraciones de la Eucaristía serán con el aforo del 30% de los templos, siguiendo con los protocolos adecuados de higiene que pronto se darán a conocer y necesarios para poder participar. Se formarán equipos parroquiales de apoyo para la implementación de estos protocolos.
Seguramente en este camino nuevo que pronto iniciaremos saldrán muchas otras cuestiones que aún no están contenidas aquí. Ante esto, les pido encarecidamente, asumamos una actitud de humildad, de sincero deseo de recibir los dones de Dios según los tiempos y de mantener un atento diálogo y escucha en comunión con sus pastores.
No quiero terminar este mensaje sin referirme a la venta de alcohol que reinicia este primero de septiembre. Ojalá que este tiempo de abstinencia de los productos alcohólicos, deje la experiencia de que sí es posible prescindir de ellos, y que nadie se permita abusar del alcohol, ya que este exceso suele traer violencia, suicidios, desequilibrio económico y otros muchos males para la persona, la familia y para la sociedad.
Por último, les pido que nos abstengamos de divulgar noticias de las cuales no estemos seguros de su oficialidad. Esperemos que tanto las autoridades religiosas como civiles nos den la pauta para actuar.
Tengamos presente, como se nos decía en nuestro Congreso Eucarístico, que “el camino es largo”, y la situación de pandemia continúa. Sin embargo, recordemos el lema de nuestras acciones pastorales de este semestre “PARTICIPAMOS CON ESPERANZA”, con esperanza activa y responsable, ésa que no defrauda porque viene únicamente del Señor Resucitado, porque él camina con nosotros.
Con el corazón lleno de alegría les saludo, les bendigo en el nombre del Señor y me encomiendo a sus oraciones.
Dado en la Residencia Episcopal, a los 28 días del mes de agosto, del Año del Señor de 2020.
+ Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán